Capítulo 1. Anatomía y Fisiología del dolor

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1. GENERALIDADES

1.1. Taxonomía

Dolor (del lat. dolor, -ōris):

  1. Sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior.
  2. Sentimiento de pena y congoja.
No es posible seleccionar una única definición para “Dolor”. Se trata de un concepto que abarca tal cantidad de dimensiones diferentes que dependerá de que se consulte el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, o un manual de Medicina general, de Neurociencia, de Psicología o uno de Filosofía.
Una de las más empleadas en el ámbito clínico es la elaborada por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), que define al Dolor como: “Experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada con una lesión tisular real o potencial, o descrita en términos asociados a dicha lesión” 2.
En cualquier caso, en lo que existe una total coincidencia es en considerar al dolor como un fenómeno que va más allá de una respuesta fisiológica a una situación de riesgo o de peligro para la integridad del individuo: en efecto, todo el campo semántico que rodea al dolor tiene que ver también con el sufrimiento y la sensación de pena o tristeza: “algos”, en griego se traduce como sufrimiento, no sólo físico sino emocional, o bien “poena”, vocablo latino del que deriva la palabra pain en inglés, y que significa pena, castigo, e incluso “dolor” en latín traducido como dolor físico, pero también como sufrimiento, tormento.
Es fundamental resaltar aquí, desde el principio, esta dualidad del dolor como estado físico y psíquico. El tratamiento del dolor, sobre todo del dolor crónico, no estará nunca completo sin abordar igualmente el componente emocional, sin enfrentarse al sufrimiento del paciente y buscar la mejoría de su calidad de vida como un objetivo complementario a la recuperación de su funcionalidad.
Aunque excede de los objetivos de esta sección el abordaje psicológico del dolor, así como la descripción de otras prácticas complementarias, como la rehabilitación, la fisioterapia o la terapia ocupacional, el tratamiento del dolor debe ser considerado, desde su inicio, como una tarea multidisciplinar, donde la actuación coordinada de todas estas especialidades redundará en un mejor y más completo tratamiento del paciente.
El dolor, como fenómeno general, debe ser considerado como un mecanismo de defensa del organismo en respuesta a una agresión externa, y, como tal, es una función que debe ser preservada para garantizar la integridad del individuo e incluso la supervivencia de la especie. El dolor para el clínico es un síntoma que indica la existencia de una disfunción fisiológica y es, además, una herramienta diagnóstica de primer orden.
Sin embargo, cuando el dolor se cronifica (se suele considerar dolor crónico aquel que supera los 3-6 meses de persistencia) (1) pierde su función protectora y retrasa y dificulta la curación del paciente. Si los procesos que acompañan al dolor no se resuelven en un tiempo corto, se generan mecanismos fisiológicos redundantes que van a agravar el proceso y dificultar la recuperación de la funcionalidad. La presencia de un estímulo nociceptivo continuado promueve la activación de nuevos circuitos neuronales, la síntesis y liberación de nuevas sustancias y la activación de nuevos grupos celulares que facilitan la cronificación e impiden la finalización del dolor.
La taxonomía del dolor es motivo de frecuente revisión por parte de la comunidad científica, debido al creciente interés por el estudio del dolor en nuestra sociedad, pero también por el avance en el conocimiento de la fisiología del dolor. No se trata en este capítulo de elaborar un tesauro del dolor, sino mencionar algunos de los términos más frecuentemente empleados en el estudio y tratamiento del dolor 3.